domingo, 17 de abril de 2016

El beso de la mujer araña


Argumento [SEIX BARRAL]
Durante la dictadura militar argentina, un activista político y un homosexual comparten la celda de una cárcel bonaerense. Para paliar la soledad y el continuo miedo a la tortura, ambos presos conversan largamente. Mientras el activista político rememora su pasado y fantasea sobre su futuro, el homosexual se aferra a una realidad diferente, romántica y soñadora.

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Mi gusto por Manuel Puig se explica a través de Boquitas Pintadas. Desde hace unos años tenía una obsesión por leer todo lo que él hubiese escrito, pero por cuestiones de tiempo retrasé el momento. Lo primero que comentaré sobre El beso de la mujer araña es que no esperaba absolutamente nada de lo que sucedió en la obra… Nada.

No leí la trama antes de comenzar, así que mi encuentro con esta novela fue precipitado. Tenía una falsa sensación de éxito porque había comenzado la obra más popular de Puig, pero mientras más avanzaba me di cuenta que estaba adentrándome a un terreno desconocido. Y me encantó.

Puig es un autor interesante porque confronta el convencionalismo literario: te estampa en las narices lo que es, en esencia, la cultura popular. El cine, las radio novelas, las novelas folletín… Todo lo que parece propio de las clases menos ilustradas florece naturalmente y convive con un estilo rústico que no envidia a ningún otro autor.

El beso de la mujer araña se prohibió en los años 70 por la dictadura militar argentina, pero es difícil dar una respuesta precisa del porqué aunque parece bastante obvio. Sin embargo, para contestar valdría preguntarse cuál personaje es más inquietante: el homosexual o el preso político, Valentín Arregui o Molina. Para mí los dos son verdades incómodas, realidades que podemos marginar convenientemente en una institución capaz de modificarla: la cárcel.

Algunos críticos se enfrentan al cuestionamiento “¿quién es la Mujer Araña?”, pues parece trascendental determinar quién seduce y corrompe a quién. La mayoría se inclina a pensar que es Valentín por la evidente conspiración con el alto mando de la prisión; yo añadiría su habilidad para fascinar a los interlocutores, sin caer en el torpe encasillamiento de Molina en el simple papel de la presa. Al final, Valentín acaba cometiendo cualquier locura a favor de Molina y Molina accede a cumplir las fantasías de Valentín.

Se trata de un juego de roles desaforado, mucho más atrayente que la cruda realidad donde la apariencia minado sus existencias. Son dos seres prescindibles que se buscan el uno al otro para convertirse en protagonistas. Tengo la teoría de que nadie se adaptaría más al gender performativity de Judith Butler, resulta exquisito y fascinante perderse en las narraciones sensuales de Valentín así como dejarse arrastrar por la pasión secreta de Molina.

Mi próximo objetivo es La traición de Rita HayworthMientras, recomiendo al cien por cierto esta novela. Todos necesitamos de vez en cuando un beso de la mujer araña.

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