viernes, 24 de enero de 2014

Lyovin Vs. Anna

Fiel a la idea de publicar continuamente en este espacio y motivada por la alianza de Escritores Sin Nombre, me propongo a escribir la siguiente entrada sin ánimos de presentarme como una magnánima crítica de la literatura. Estoy verdaderamente decidida a olvidarme de las temáticas oscuras, al menos de momento. Hoy vengo a ocuparme de algo que adoro hacer: leer y opinar.
La lectura es mi pasatiempo favorito, aunque hay etapas en las que me desligo de esta actividad con suma facilidad; la lectura es la razón constitutiva de mis proyectos, de la fastidiosa necesidad que tengo de ejercer opinión sobre todo y básicamente de mi vida en general. Es uno de los principales motivos por los que escogí estudiar Licenciatura en Letras, aunque curiosamente la universidad no me deja leer tanto como quiero o por lo menos no me permite sentarme a ojear los libros que me interesan. Sin embargo, el diciembre pasado aproveché mis cortas vacaciones para devorar un ejemplar muy grueso de Anna Karénina que llevaba años cogiendo polvo en mi estantería.
Poder alegar algo que tenga peso sobre las obras de Lev Tolstoi es verdaderamente difícil, por lo que ni siquiera voy a meterme con él directamente. Como primer alegato debo decir que adoré profundamente la novela a pesar de que algunas partes me parecieron un poco flojas. El primer motivo que tuve para leer el libro –además de un poco de tiempo libre- fue el hecho de que ansiaba ver la película (la versión del 2012), pero me negué a hacerlo hasta haber leído el libro. Y no me arrepiento de mi decisión porque me llevé un fiasco con la producción; como es natural, es esa decepción la que me termina llevando a escribir estas líneas.

jueves, 23 de enero de 2014

Escritores Sin Nombre

Tenía muchísimo tiempo queriendo traer al blog algo diferente a mis acostumbrados comentarios políticos. Honestamente no pretendía publicar nada este mes porque pretendía dejarle espacio a mi anterior entrada como una protesta silenciosa. Sin embargo, me cansé de agobiarme con los inagotables problemas del país y decidí que no podía estancarme a causa de ello. Para no dañar la fabulosa intención que tengo, iré directamente a lo que pretendía inicialmente.


Hace un par de días estaba conversando a medianoche con tres amigos (por Twitter, cabe destacar), bromeando sobre el hecho de que todos tenemos un pequeño espacio en la red dedicada a publicar cualquier cosa que terminen tecleando los dedos; inicialmente éramos tres y acabamos siendo un cuarteto y, sin saber cómo, acabamos adoptando una idea maravillosa: la inocente y minúscula sociedad de Escritores Sin Nombre (ESN). 

martes, 7 de enero de 2014

Para Ciela

Esta es la peor manera de recibir el 2014, pero publico esto hoy porque no me sentiré tranquila hasta hacerlo. Es necesario, y esta extraordinaria persona merece un espacio aquí.

Mónica Spear (2013)

Ni siquiera tengo manera de empezar esta entrada porque realmente me cuesta escribir palabras sobre Mónica que le hagan justicia. Es duro tener que comentar sobre la partida de una mujer tan hermosa y talentosa, porque hace que el hecho adquiera la crueldad y la vulgaridad en su máxima expresión. Una luz fue apagada brutalmente en la cuna que la crió, en la tierra que amó con toda el alma y que tanto defendió en el transcurso de su corta vida.