jueves, 23 de junio de 2016

Crisis

"Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo."
Albert Einstein

Los (insólitos) eventos de esta semana revitalizaron mi espíritu, incitándome a escribir nuevamente sobre la triste realidad que día a día soportamos los venezolanos. Aunque la tonalidad de mis entradas anteriores está marcada por la decepción  y cierta resignación, permanezco en la fila de soñadores: sigo sin aceptar el panorama inhumano que me atormenta desde la calle o, en su defecto, desde los patéticos titulares de la prensa nacional. Y lo reniego porque a mí no me criaron para seguir los parámetros de la barbarie.

He visto, gracias a las fantásticas redes sociales, a personas cruzando ríos -con y sin bote-, despejando caminos donde casualmente un árbol se atravesó, sorteando la distancia entre ciudad y ciudad en buses, soportando el clima inestable (sol, lluvia, sol, lluvia…) desde la primera hora de la mañana; todo para conseguir plasmar su huella en un aparato que hoy por hoy genera tremenda desconfianza a causa de su procedencia.

Sí, me refiero al aclamado proceso de validación de las firmas para el revocatorio; un paso menos de la interminable pista de obstáculos construida eficazmente por el CNE. Sin embargo, yo no quiero detenerme en el análisis de esto; no me voy a concentrar en posibles escenarios futuros ni apoyaré ni desacreditaré la vía elegida por la oposición; no lo haré porque no quiero hablar de los disque líderes, sino de la gente. Mi gente.