Contraparte del libro [Punto
Cero]
«En algún momento mientras
leía los cuentos de Hotel tuve la sensación de que estaba leyendo una excelente
traducción del inglés. Digo esto a sabiendas de que su autor, Gabriel Payares,
nació y vivió los primeros tres años de su existencia en Inglaterra, aun cuando
al parecer aquel hecho, que tiene mucho de fortuito, no haya influido de manera
determinante en su escritura. ¿Quién sabe? (…) Quizá el único tema de estos
relatos sea la alienación, y de ser cierta semejante premisa estaríamos ante un
asunto que ha sido debatido una y otra vez desde que al sufrido doctor Freud se
le ocurrió acuñar la dichosa palabrita. Pero, ¿de qué otra cosa se puede hablar
en estos tiempos del más puro desconsuelo? (…) Sobriedad, madurez y cierto
regusto por lo clásico son los rasgos distintivos de estos siete relatos.
Atributos que no suelen abundar en las propuestas vacías de contenido de las
nuevas generaciones, que parecieran haber nacido para la efímera inmediatez que
proporciona un trend de moda. Una prosa fresca y elegante, con encanto,
rítmica, acompasada, musical, que en el laberinto a menudo revuelto y confuso
de la postmodernidad aspira a fundar su propia tradición.»
Ednodio Quintero
***
La mayor particularidad de
Hotel es que te da la sensación de escape, pero al mismo tiempo aclara que
lograrlo resulta imposible. Este libro implica la revelación de un mundo
interno fragmentado, carente de sentido y desprovisto de certezas; habla de
individuos que se abandonan incluso a sí mismos, errantes vagabundos sin hogar.
Desde los seis relatos de
esta recopilación de cuentos se escapa cierta necesidad tímida, pero
desesperada, de encontrar algo a lo cual aferrarse. Sin embargo, los
protagonistas acaban naufragando en la soledad y el aislamiento con triste
resignación. El mundo se tambalea con cada suspiro y la vida se escapa con el
transcurrir del tiempo; las acciones se vuelven mecánicas y la mirada se pierde
nostálgicamente en el vacío.
La verdad que encierra Hotel
es que nosotros vivimos permanentemente en busca de un hogar, cual nómadas que
no pertenecen a ningún lugar. Y descubrirlo nos destruye.
Lo cierto es que la temática
del hombre sin fragmentado está muy usada en la literatura contemporánea (al
menos la venezolana), pero Gabriel Payare está tan latente en sus escritos que
no se le puede comparar a otro escritor. Tiene un estilo muy propio, muy suave
e hipnótico, incapaz de sintetizarse en palabras vanas. Hay un aura latente que
cautiva al lector.
Mi cuento favorito, sin
lugar a dudas, fue Nagasaki (en el corazón). Considero que tiene una gran carga
de sensualidad, de interés por adentrarse y apropiarse de la realidad del otro,
pues resulta más atractiva y menos absurda. Después de este, Samsara es el
mejor porque está patente la idea del autoengaño para la preservación de la
estabilidad emocional. La banalidad de la vida nos sonríe entre líneas como si
se burlara de nosotros; hay un tono de resignación y añoranza, sin especificar
a qué nos resignamos y qué terminamos añorando.
Existe una introspección
continua en los protagonistas de Hotel, una que colisiona con percepciones
propias y te arrastra para abandonarte en la deriva. Solo queda fluir con él,
no oponer resistencia a la corriente. No intenta producir reflexiones sino
mostrar realidades desde la perspectiva de la melancolía. Es un libro
magnífico, me encantó de principio a fin y podría recomendarlo mil y un veces.
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