lunes, 29 de septiembre de 2014

Tractat del lobo estepario



Argumento [Alianza Editorial]
Encrucijada de todas las obsesiones e intuiciones de Hermann Hesse (1877-1962) y exponente de su singular talento para el relato, El lobo estepario se inscribe dentro del empeño, patente a lo largo de toda su obra, por iluminar la zona oscura de la condición humana a fin de poner al descubierto su carga trágica y su incierto destino. Ser solitario e incomunicado, extraño y extrañado, Harry Haller, protagonista de esta emblemática novela, ha acabado convirtiéndose en un arquetipo literario en el que se reconocen quienes padecen los efectos deshumanizadores de una sociedad que no conoce la solidaridad y propicia el aislamiento.
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Pienso que es tremendamente peligroso escribir la crítica de un libro cuando ha pasado una considerable cantidad de tiempo tras haberlo finalizado. Es peligroso porque para opinar hay que tener frescas las primeras impresiones para mezclarlas con un poco de investigación sobre el libro en cuestión; sobre todo cuando eres el tipo de personas con mala memoria. Y aunque soy una de ellas, es imposible para mí olvidar algo de El lobo estepario.

Escrito por el autor suizo-alemán Hermann Hesse (Premio Nobel de Literatura 1946), esta novela corta es considerada una de las joyas de la literatura universal y, según mi pequeña búsqueda por la red, se categoriza entre el género autobiográfico y el fantástico.

En efecto, separar al autor del protagonista es difícil. Todas las impresiones que puedes sacarle a figura de Hesse acaban volcadas sobre Harry Haller como si este fuera incapaz de existir sin ayuda externa. Harry es para mí un tipo de Frankenstein: posee no solo los defectos de su creador sino también sus dudas y miedos. Y si tenemos muy claro el papel de cada uno, ¿dónde quedará la hermosa Hermine, la co-estrella del show?

Hermine, también conocida como Armanda, es igualmente parte de esta pareja autor-protagonista. Mientras Harry se lleva lo peor, Hermine es la evocación de lo extraordinario, lo maravilloso, lo espectacular; mientras él coquetea con la muerte, ella seduce a la vida. Tenemos una guerra entre lo racional y lo pasional.

Anteriormente había presentado a una pareja similar: Lyovin y Anna, de Ana Karénina, quienes transmitían las dos corrientes de conducta a escoger, las dos maneras de vivir (con consecuencias -trágicas- incluidas). Harry y Hermine son algo parecido y así como Lyovin y Anna también se encuentran rodeados de otros personajes que participan voluntariamente en la cadena de sucesos.

Una de las cosas más complicadas del libro es ubicar a cada quien en su lugar. Los personajes no pueden verse de una sola manera. Y además, hay una curiosa pregunta que vale la pena responder: ¿entran el autor y el lector en ese revoltillo de personajes que aparecen y desaparecen? Mis profesores de la universidad probablemente me matarían por lo que diré a continuación, pero voy a insistir en que en este caso particular sí deben ser tomados en cuenta como algo más que elementos ajenos.

Hesse está dentro del libro en la forma de un lobo solitario al tiempo que el Humano Harry se convierte se convierte en espectador de los sucesos, se convierte en nosotros como lectores-personas: no tiene idea qué pasará con él, porque ciertamente no sabe qué es lo que quiere. Lo que tiene muy claro es que desea resolverlo porque vivir con la duda lo está matando. Está lleno de dudas, de incomodidades, de molestias. Es un desastre andante que carga al lobo como Jesús cargó la cruz sobre sus hombros. 

Hermine, por su parte, vendría a convertirse en una guía para ambos -animal y humano- con la finalidad de presentarles un mapa "feliz". Y en el fondo, hay sombras como Pablo y María que encarnan los vicios mundanos que tanto se empeñan en arrastrarnos a lo burdo, lo vanidoso, lo pecaminoso; es decir, que tanto se empeñan en demostrarnos el verdadero rostro de la vida.

¿Quién no puede identificarse con semejante escena?

La importancia del análisis que requieren estos personajes en la novela resguarda el significado de la misma. Harry es el tipo común, es el hombre con quien cualquiera de nosotros puede identificarse; porque todos tenemos un demonio que ronronea en nuestra cabeza proclamando soledad y melancolía cuando en el exterior la belleza del mundo penetra por nuestros ojos con sus colores y expresiones.

Pensar en nosotros como un individuo apartado de la sociedad, único e inigualable es innato. Es casi como una huella que todos tenemos y que se manifiesta a lo largo de nuestras vidas de maneras diferentes con insatisfacciones, frustraciones, decepciones. Siempre pretendemos ser más de lo que somos, evitando ahondar en nuestro interior; porque tenemos mucho miedo de conocernos y percatarnos de que podemos no gustarle a nadie.

El lobo estepario habla de vida y muerte, de individuos y colectivos. Habla de nosotros siendo nosotros, de lo común que resulta sentirse uno entre millones de forma negativa y de forma positiva. Es una búsqueda interna, la comprensión de que no solo existen dualidades sino que entre las dos caras de una moneda hay miles de partículas adicionales; no somos uno, ni dos, ni tres… somos muchos. Y para aprender a vivir es necesario aceptar eso.

¿Recomiendo esta novela?
Creo que es un libro difícil. No tanto en cuanto a lectura, sino que se inclina muchísimo al simbolismo y este es un aspecto que no muchas personas aprecian; es una obra maestra llena de detalles fantásticos, minuciosos. Personalmente considero que se debe leer a Hesse como maestro, como persona, como personaje… como todo. Puedes enamorarte de este libro tanto como puedes enamorarte de su autor con la primera línea.

Cita favorita
Ha comprendido la desesperanza de la vida humana: la grandiosidad del momento y su miserable marchitarse.

Curiosidad
Hermine es el femenino de Hermann, nombre del autor, cuyas iniciales (H. H.) coinciden con las de Harry Haller. ¿Coincidencia?

Puntuación

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