Argumento [La factoría de ideas]
Amy
Gallup conoció el éxito al publicar su primera novela, pero han pasado los años
y su brillante carrera literaria, así como su amado marido, han pasado a mejor
vida. Lo único que la hace feliz es el taller de escritura que imparte en la universidad.
El
alumnado del curso de este año parece de lo más corriente: el médico con
ínfulas de gran autor, el vago, la guapa, el tímido de gran talento, la pija,
el bromista, el listillo... Lo de siempre. Pero un día Amy recibe una llamada
amenazante en mitad de la noche y aparecen notas de mal gusto en los trabajos
de sus alumnos. Parece que uno de sus estudiantes es un chico muy malo... y
cuando un miembro del grupo aparece muerto, todos se convierten en sospechosos.
***
Al
principio no tenía pensado escribir nada sobre este libro porque, sinceramente,
no es del tipo que abarca una temática abundante de la cual uno puede extraer
temas para reflexionar. Sin embargo, Jincy Willett merece que se hable de su
novela por una razón muy simple: es una escritora fabulosa.
El taller de escritura ha sido calificada por múltiples críticos como una novela hilarante y brillante; el
problema que le veo a esta calificación es que hay una mala aplicación de los
adjetivos. Efectivamente, este es un libro para pasar el rato, para reírse,
para sorprenderse pero su trama está lejos de ser brillante a pesar de ser
original. Brillante es su autora. Cuando se lee, normalmente es “fácil”
desligar al autor de la voz del narrador, pero en este caso Jincy Willett posee
una influencia tan grande en su propia escritura que el texto grita a los
cuatro vientos: sí, fui escrito por Jincy.
A
mi manera de verlo, es un libro que brilla no por sí mismo sino por el fantasma
errante de su autora.
Esto
no quiere decir que no vale la pena leerlo, más bien todo lo contrario. Para
cualquier persona que sabe lo que es estar en un taller literario o, por lo
menos, disfrute de la escritura este libro es maravilloso; porque además de
proponernos un juego policial grotesco y espeluznante, se nos enseña mucho
sobre el rostro fuera del papel. Quizá por esta razón resulte tan genial:
aprendes y te diviertes con él.
Entre
las maravillas que tiene esta novela hay que mencionar a los personajes, que
están muy bien retratados, de una manera cómica e irónica. Hay algo en ellos
que se siente muy vivo, que te hace reconocerlos como personas y no como
personajes; por ello cuando empiezan a suscitarse las travesuras del francotirador es fácil contagiarse con
sus emociones. Son clichés convertidos en muñecos vivientes que además de
llegar a nosotros mediante acciones llegan a nosotros como aprendices,
invitándonos a unirnos al grupo.
Hay
pocos libros que te arrastran a su interior, haciéndote participe de lo que
sucede sin llevar el tema demasiado lejos y El
taller de escritura es uno de ellos. No hay grandes reflexiones ni expectativas
altas, solo una cadena de sucesos oscuros. Hay un realismo extraño en esta
novela, sin duda.
Realmente
no termino de esclarecer qué fue lo que me disgustó de este libro, porque lo
disfruté y considero que es muy bueno. Puede que sea la narración, que iba
avanzando a paso tortuga; me mantuvo ansiosa porque las cosas empiezan a calentarse
hacia la mitad del libro.
Lo
único que puedo decir con toda certeza es que me siento feliz de haberme
encontrado con esta autora. Todos podemos aprender algo de ella.
Cita favorita
Todos somos pequeños dioses. Creamos personajes, los ponemos en acción y determinamos sus destinos. Existe cierta responsabilidad ascética que casi ronda, o al menos refleja, una responsabilidad moral.
Todos somos pequeños dioses. Creamos personajes, los ponemos en acción y determinamos sus destinos. Existe cierta responsabilidad ascética que casi ronda, o al menos refleja, una responsabilidad moral.
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