Argumento [Editorial Cátedra]
Es una de las grandes
novelas sudamericanas de este siglo, cuyos ecos recogieron pronto en Europa
Graham Greene y Camus. El relato, montado en los recursos de la novela
policial, desarrolla un personaje que revela su psicología introspectiva e
impone al lector un análisis de la desesperanza. El protagonista, Juan Pablo
Castel, persigue inútilmente lo inalcanzable, que no es sino el regreso a la
infancia, simbolizada en la ventana de un cuadro, motivo reiterado largamente
en la narración.
***
Decir
que El Túnel es una novela para
cualquiera sería incurrir en falsedades. La obra del escritor argentino,
Ernesto Sábato, sufrió aguerridos rechazos antes de su publicación y vio luz en
las librerías cuando su propio creador, desde su bolsillo, financió la primera
edición en Europa; el día de hoy, muchos estudiantes que son obligados a leerlo
para las clases de Literatura habrían preferido que esto jamás sucediera.
Conocida
como una de las joyas de la Literatura Universal, El Túnel narra la historia de un particular pintor de carácter
insatisfecho, egocentrismo elevado y resentimientos escondidos (Juan Pablo
Castel) que asesina a la única mujer capaz de entenderlo y, más importante, de
apreciar sus pinturas (María Iribarne). Claramente, se trata de una obra de
estilo policial porque el avance de la trama (que no es sucesiva, sino que da
saltos temporales) nos revelará cómo se dieron los hechos; a simple vista, se
trata de un conjunto de recuerdos relatados por Juan Pablo Castel que nos
muestran desde el primer encuentro hasta los momentos después del asesinato.
Pero lo cierto es que todo va, como suele suceder en los libros, más allá de la
historia.
El
profundo carácter racional, real y humano del personaje queda escondido, a
pesar de que la novela está narrada en primera persona, por la ansiedad que
produce en nosotros enterarnos qué ha pasado con María Iribarne. Entre
reflexiones, desesperaciones y crisis existenciales, Juan Pablo Castel parece
un hombre que ha perdido la cordura cuando en realidad se trata de un simple hombre
ejerciendo el papel más importante de su vida: él mismo. Lo que me lleva a
retomar mi idea inicial: esta novela es para unos pocos.
Este
tipo de novelas que narra los hechos en primera persona no logran cautivar en
demasía, especialmente porque el personaje-narrador se comporta, normalmente,
como una máquina emocional, repleta de ideas abrumadoras y deseos oscuros. Caso
semejante es el de El Lobo Estepario
de Hermann Hesse o Hambre de Knut
Hamsun, donde lo más terrible no son las acciones cometidas por el personaje
sino el hilo de sus pensamientos.
Tiendo
a pensar, pretensiosamente, que lo más maravilloso es ese aspecto caótico en la
literatura lo que espanta a lectores jóvenes y les impide comprender qué tan
importante es reconocer a personajes como Juan Pablo Castel, Harry Haller o “un
sin nombre”; y tal vez se deba a que resulta terrible encontrarse, realmente,
dentro de esos arquetipos literarios tan humanos y tan bestiales. La perfección
de esta novela, y de las otras dos incluso, es esa: la capacidad de eclipsar la
historia, por muy maravillosa que sea, con un personaje estelar que nos
transmite la verdad oscura de la vida para llevarnos a encontrar los aspectos
más profundos de nuestra existencia.
Cita favorita
A veces creo que nada tiene
sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de
años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos,
sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para
volver a empezar la comedia inútil.
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